Sunday, February 06, 2005

Paula

Con pañales un una horquilla como único peinado, viene Paula y me sonríe, que bonita es la inocencia de un niño, que traba amistad con cualquier desconocido. Al entrar en este bar, sola con mi libro y mi bolígrafo no podía imaginar que sin hablar pudieran darme tanto. Que aburrido el mundo de los adultos ¿verdad Paula? Que hablan de cosas importantes que tú no alcanzas a entender. Aún pides “abba” y no sabes que no se habla con desconocidos (bueno, que no se habla por decir algo, porque todavía apenas articulas palabra) y no sabes que con tus pestañas (sí, Paula, están en los ojos, qué bien las señalas) me has traído aires de sonrisas y no puedo dejar de enseñar los dientes mientras clavas curiosa tus diminutos ojos marrones en mi. ¡Qué cosquillas cuando te toco la barriga! Paula, en el suelo no, ¿y ellos que sabrán? ¿Qué hay más divertido que jugar sin que te importe mancharte?

Paula pasea entre las mesas y va arrancando sonrisas a su paso, nadie puede no mirarla aunque sea un instante, es imposible no sonreír ante los ojos tan vivos de un “enano”, ¡tanta vida en tan pocos centímetros! Y siempre con uno de los grandes detrás, ¿a que mola hacerles correr de un lado para otro? Tú no lo sabes, pero me has vuelto a traer a la memoria algo que no llegue á tener, y que solo vivió en mi imaginación…ahora tendría mas o menos tu edad y quizás hasta tu nombre Pero no me llores mi niña, que ponerse el abrigo es incómodo, pero te permitirá jugar en la calle, donde hay mucho más espacio para hacer correr a los mayores, y ahora no lo sabes, pero echarás de menos que tu máxima obligación fuera comer un puré de verduras, o abrigarte para salir de casa…y no te chupes el dedo que queda muy feo!! O mejor si, chúpatelo, ahora que puedes ser una niña y nadie te dirá nada por actuar como tal… Paula sale por la puerta y no se despide, y no sabe que es protagonista de mi tarde…